Seis letras forman una espiral continua en mi cabeza, mi cuerpo, mi alma.
me sobresaltan las dudas, las preguntas, las posibilidades de que la espiral se convierta en un agujero negro.
Intento mantener la razón, pero la incertidumbre me gana.
Tengo miedo,
Miedo de que esto sea real.
La ambivalencia puede mas, es una lucha constante en mis pensamientos,
algo se aquieta en mi, quizás una sabiduría
interna y se que si esto se desemboca,
puedo luchar,
puedo gritar,
Quiero respuestas,
quiero seguridad
quiero paz.
Y eso solo yo me lo puedo dar.
El ego, el orgullo, la vanidad, solo nos llevan al fondo, a la ruptura con el ser. El ego finge ayudar a resguardarnos, mantiene las apariencias, oculta las debilidades, los miedos, fomenta las máscaras, los secretos que a su vez evitan la entrega real de lo profundo bajo la piel, en el espíritu, de lo que realmente se es, no existente para tantos pero visible para pocos. El ser busca fluir, entregarse, simplemente manifestarse y es en esta fragilidad entre el ser y el dejar de ser que un día nos desconocemos, lo que nos rodea ahora parece tan distinto y pareciera que no ha pasado gran cosa, pero si. Y no es que cambien los otros, sino que también uno cambia. Todo es relativo y en ese justo momento se da la traición. Al intentar serse fiel a si mismo, inevitablemente se traiciona a otros, es imposible en el ser dejar de lastimar, es imposible vivir aqui y tarde o temprano estar del otro lado de la balanza. Y claro supongo que algunos de mis pacientes (o incluso quien lea)
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